22 Ago
Ciberdelincuencia
EL PERFIL DEL CIBERDELINCUENTE

El delincuente en el medio tecnológico responde a patrones diferentes que el delincuente tradicional. Entender el delito y sus motivaciones en muchas ocasiones será fundamental para poder alcanzar el éxito en la defensa o acusación.

Siempre resulta difícil hacer generalidades y hay muchas excepciones en los casos concretos. Es por ello que los abogados especialistas en nuevas tecnologías necesitamos siempre tener un conocimiento global de todos los actores que participan en este tipo de delitos. Pero, aun a riesgo de caer en estereotipos podría decir que existen ciertas características que vemos reflejadas en los perfiles de los ciberdelincuentes:

1.- La característica más habitual en el perfil del ciberdelincuente es el sentimiento de superioridad. Tanto el mago del mal como el aprendiz de brujo, todos se creen invulnerables y muy por encima de las habilidades que puedan tener los investigadores. La frase más repetida es "a mi no pueden pillarme". Los delitos electrónicos en la mayoría de los casos se cometen desde la intimidad, aislados en casa o trabajo, sin contacto físico con la víctima. Este aislamiento provoca una sensación de anonimato que inmediatamente genera un convencimiento de impunidad. Además, en la mayoría de los casos el ciberdelincuente tiene un convencimiento de saber más o hacerlo mejor que otros. Es tremendamente crítico con cualquier solución diferente a las que él propone, no está acostumbrado a contraponer sus ideas con otros, y está convencido de saber mucho más de aquello que el resto pueda saber.

2.- Aunque hay ciberdelincuentes que podemos llamar chapuceros, en general su perfil es de una persona bien formada. Ahora bien, la formación que ha recibido no suele ser universitaria (porque no enseñan nada), sino alternativa a través de blogs, foros y comunidades dedicadas a la seguridad informática. En muchos casos en dichos foros se muestras muy críticos y seguros de sus habilidades, criticando y denostando las opiniones de otros participantes.

3.- Las motivaciones para desarrollar la actividad delictiva son muy variopintas. Mientras que en los delitos analógicos las motivaciones están directamente relacionadas con el tipo de delito, en el caso de la ciberdelincuencia los motivos para llevarlo a cabo son más complejos. En muchas ocasiones encontramos una mera motivación de desafío personal o demostración de que "se puede hacer" vinculado al sentimiento de superioridad del que hablaba anteriormente. En otros casos el delito se origina en sentimientos de venganza u odio frente a determinada empresa o país o comunidad. En algunos casos tiene un trasfondo político o moral, creyendo el ciberdelincuente que no sólo tiene más conocimientos técnicos que la sociedad sino que además puede darle lecciones morales por ser un sistema que no funciona o no responde a sus expectativas.

4.- Expectativas económicas desproporcionadas. Aunque en muchos casos la motivación primera no es la económica, en la mayoría de delitos electrónicos con contenido patrimonial, existe un patrón que revela que el delincuente entiende que sus habilidades son infravaloradas en el mercado laboral y que no merece la pena desperdiciar su talento por sólo un salario. Esto les lleva a ser muy avariciosos y ver en el medio electrónico una vía fácil para conseguir mucho dinero de forma segura y rápida.

Por supuesto en estas características nos centramos en delitos telemáticos complejos, como son las estafas de Bitcoin o criptomonedas que son tan frecuentes últimamente, que requieren de unos conocimientos y recursos para poder ser llevados a cabo. No incluimos aquellos delincuentes que cometen delitos de menor complejidad técnica como estafas por redes sociales o suplantaciones.

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