29 Sep
Abogado penalista
Las 6 cualidades del mejor abogado penalista

Un buen abogado penalista debe tener muchas más cualidades que el mero conocimiento del Derecho Penal. Gestionar adecuadamente las complejidades del proceso penal implican en muchas ocasiones jugar con estrategias y habilidades que exceden el mero conocimiento jurídico. Es por ello que contar con la adecuada defensa de un abogado penalista experto va a suponer una gran diferencia en el resultado del procedimiento penal.

 

El abogado penalista que destaca en la gestión de los asuntos penales debe ser mucho más que un abogado que conoce el Código Penal. Aquí compartimos contigo algunas de las cualidades que acompañan a los mejores penalistas:

 

1º.- El abogado penalista estudia mucho la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Una buena defensa arranca desde el primer momento (detención, citación como investigado) y concluye incluso más allá de la condena llegando al cumplimiento de la misma con la aplicación del Derecho Penitenciario. El proceso penal es complejo y garantista por lo que son muchos detalles los que permiten a la defensa obtener un beneficio sin necesidad de tener que debatir el fondo del asunto. Incluso existen medidas que en sí mismas entrañan una auténtica necesidad de desplegar toda la estrategia penal, como es el caso de las vistas para decidir sobre la orden de alejamiento.

 

2º.- El abogado penalista conoce a su defendido. Sin prejuicios. Es muy difícil llevar a cabo una buena defensa legal si no se lleva a cabo el esfuerzo de comprender cómo piensa aquel que es acusado de haber cometido un delito, cuál es su entorno, su historia familiar… Incluso en los delitos más sensibles como pueden ser los delitos de violencia de género, es necesario comprender porqué una persona actúa como actúa.

 

3º.- El abogado penalista sabe quién es el fiscal y qué tipo de perfil tiene. Hay fiscales muy inclinados a negociar todo y otros que no transigen nada, algunos a los que les gustan mucho las medidas cautelares y otros que no piden un 505 LECrim ni con el muerto y la pistola humeante.

4º.- El abogado penalista excelente analiza la defensa con un “juego de reflejos”. En instrucción no se practican pruebas, sino que se practican diligencias. Terminada la instrucción esas diligencias pueden constituir auténticas pruebas. Por eso es importante la experiencia del letrado para seleccionar bien las diligencias que se van a pedir. Siempre actuará calculando el movimiento futuro, aunque sea hipotético, como en el ajedrez. En otros países no existe la fase de instrucción, aquí sí, y su desarrollo condiciona en gran medida el acto central de todo proceso: el juicio.

5º.- El abogado penalista lee todos los autores y no se limita a Cesare Beccaria, aunque sea imprescindible.

6º.- El abogado penalista no desiste nunca. Entre recursos ordinarios y extraordinarios es factible que un asunto sea visto por un número muy elevado de jueces y magistrados. En España hay una buena judicatura, rigurosa y comprometida con su función jurisdiccional. Si una resolución no se ajusta a la legalidad se abre la puerta al recurso. Si una prueba era fundamental y ha sido admitida, protesta… En los procesos penales, la resistencia condiciona la complejidad del recorrido.

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